
Hace mucho tiempo sentía un pequeño agobio en el pecho, algo que a veces no me dejaba respirar bien. Era una sensación muy rara porque el malestar no me permitía hacer mis actividades del día a día, hacía que mi ánimo bajara. Los días, semanas y meses fueron pasando y yo lo iba manejando lo mejor que podía. Siempre lo relacionaba con la nostalgia de emigrar, el estrés, etc. Entonces decidí practicar mindfulness, un tipo de meditación que me encantó desde el primer día porque es fácil y me hizo tener la calma que necesitaba.
Luego se juntaron varias cosas en mi vida, era esposa, mamá, trabajadora y ahora emprendedora. También tenía preocupaciones por la situación en Venezuela. En fin, muchas cosas. En ese momento no solo comencé a sentir agobio en el pecho sino que eran dolores de cabeza, pitidos en los oídos, palpitaciones, sudoración, mucha irritabilidad. Eran varios síntomas que no llamaban mi atención porque no ocurrían a la misma vez, pero un día se me bajó la tensión y hasta pensé que me desmayaría. Era muy raro, así que fui a la farmacia a tomarme la tensión y la chica me dijo que estaba perfecta, que mis valores estaban bien pero yo seguí preocupada.
A los pocos días fui a un médico internista y el doctor me indicó hacer analítica de sangre, resonancia magnética cerebral, ecocardiograma y electrocardiograma y adivina qué, el resultado de todos los estudios eran buenos, yo no lo podía creer, es decir, estaba muy agradecida de estar sana pero me preguntaba porqué había estado teniendo esos síntomas.
Casualmente, días después tuve una consulta con un psicólogo porque tenía algunas dudas, unos asuntos pendientes que tratar jajaja, cosas que por mi cuenta no podría descifrar y hablando de este tema con mi doctora, maravillosa por cierto, me dijo que todos los síntomas que había estado teniendo, era ansiedad. Me quedé en shock porque jamás lo pensé. Yo creía que ansiedad era la emoción por cambios, por estrés, que eran solo palpitaciones o por el contrario, ataques de pánico, algo que gracias a Dios nunca he tenido. Estuve en terapia unos tres meses y cada semana ella me daba una herramienta diferente que me enseñó a cómo manejar mi ansiedad.
Te preguntarás, ¿cómo sé si sufro de ansiedad? La mejor forma de saberlo es en sesión de terapia con un psicólogo. Nadie mejor que él para ayudarte con este tema.
Antes, cualquier situación me producía ansiedad, por ejemplo, si nos íbamos a ver con unos amigos, mi corazón se comenzaba a acelerar porque pensaba en que no debíamos llegar tarde o íbamos a un lugar y pensaba en todos los posibles escenarios, que si hacía mucho calor, mucho frío, si llevaba abrigo o no, si nos quedaba poco tiempo porque habíamos ido muy tarde, si mi bebé estaría bien, etc. Me agobiaba mucho con esos pensamientos. Algo que me ayudaba en esos momentos era RESPIRAR, no me importaba dónde estuviera ni con quién, si comenzaba a sentir ansiedad simplemente hacía varias respiraciones profundas y de esa forma me tranquilizaba.
Ahora sigo practicando mindfulness todos los días, pase lo que pase tomo 15 minutos para hacerlo y las veces que no lo hago, lo noto claramente, no solo son palpitaciones o agobio en el pecho sino irritabilidad. También trato de mover mi cuerpo todos los días con sesiones de baile y caminatas y cada día por la mañana hago journaling. Ah! muy importante, bebo agua nada más levantarme.
En fin, con todo este proceso, comprobé que realmente lo que la mente cree, el cuerpo lo manifiesta y lo que reflejamos o proyectamos es todo lo que tenemos en nuestro interior.
Vamos a regalarnos más tiempo para cuidarnos y así estar sanos no solo de cuerpo sino también de mente.
With love, Anita.
0 comments